PROXIMA 40 / Sanguíneo


“Imagina que caes. Pero no hay tierra”, dice Hito Steyerl en uno de los ensayos de su libro Los condenados de la pantalla. En su trabajo escrito-fílmico-escenográfico-performativo, la artista y pensadora alemana utiliza el montaje para poner en discusión nuestra forma de ver y participar del mundo.
Steyerl llama circulacionismo a este nuevo paradigma en el que la utopía de internet ha sido sustituida por un mundo líquido e inmaterial de datos, emociones y capital interconectado, un espacio en torno a lo fragmentario y lo inacabado. En este nuevo mundo que habitamos, ya no hay perspectiva lineal. Nuestra percepción de la distancia y del tiempo ha cambiado. En este tiempo-basura, en este tiempo roto por la multipresencia (que también es administración de la ausencia), trabajo, redes sociales, relaciones personales, están mediatizados. Se instauró una nueva normatividad visual basada en las pantallas. Vemos y nos ven a través de ellas. Así, podemos “estar presentes” en diferentes espacios al mismo tiempo. Sin embargo, no hay proxys neutros: el agente, sustituto, perfil o avatar (a veces, varios en un mismo espacio) nos representa pero también condiciona nuestra manera de actuar, una identidad múltiple, cubista. Somos en tanto miramos y somos mirados.
Como reflexiona Hito, hemos entrado en una vorágine en la que se perdió de vista el horizonte, el punto de referencia, y parece que las únicas reglas que se aplican son las del hiperconsumismo, la autoexplotación del trabajo freelance y mercenario como ilusión de independencia, y las relaciones mercantilistas, miserables, en la que lo único que importa es lo que el otre puede darme. Parece ser el estado de cosas reinante en el mundo capitalista, pero acá, en Argentina, con el acelerado deterioro socioeconómico, con la posibilidad creciente de “caerse del sistema” como angustia constante, se percibe cada vez más.
Quizás sea el momento de reajustar la brújula, de volver a preguntarnos cuál es nuestra conexión interna, cuáles son los vínculos que nos importan realmente.
Sí, hoy el mundo es más grande, pero a la vez está contenido en nuestra aldea, en la tribu que vamos conformando. Es tan grande como las redes que podamos construir, tan fuerte como los vínculos que establezcamos con cada uno de esos nodos.
Nos dicen que el egoísmo es “natural” y no es verdad, no en nuestra especie. Lo que nos es natural es el mutualismo, no el darwinismo social. Seguro no digo nada sorprendente al mencionar que, desde tiempos inmemoriales, un buen modo de protegernos de la caída son las redes. Quieren convencernos de que lo hemos perdido --que hemos perdido--, pero nuestro poder transformador sigue intacto.
Con este número completamos el décimo año de revista proxima. Sanguíneos, a tono con el cuarto de los humores, celebramos los afectos, la familia que construimos, la calidez y fortaleza de los vínculos, y la posibilidad de seguir compartiendo.
Gracias por permanecer conectados.

Laura Ponce

* Esta Chica Próxima, como todas las de este año, es obra de Dani Leoni

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