EDITORIAL
PROXIMA 38 / MELANCOLÍA
En la serie de Los Humores que nos hemos propuesto como tema
para este décimo año, este número de otoño está dedicado al humor melancólico,
a la añoranza y el peso de las emociones.
Suele definirse la melancolía como un estado de vaga tristeza,
frecuentemente relacionado con la nostalgia (del griego clásico nóstos regreso
al hogar y álgos dolor), que se describe como un sentimiento de anhelo por un
momento, situación o acontecimiento pasado. Como si ese “regreso al hogar”,
representara el deseo de volver a un lugar y momento determinados, que nos
mantiene anclados en el pasado.
En “La historia de tu vida”, el cuento de Ted Chiang
adaptado al cine en la película Arrival, se explora la continuidad de la
memoria. Se plantea una situación de primer contacto en la que los
extraterrestres que llegan a la tierra (la llegada a la que alude el título de
la película) utilizan un idioma no secuencial. Esto, por supuesto, es producto
de su forma de percibir el universo: un modo de conciencia simultáneo.
Los humanos experimentamos los acontecimientos en un orden,
y percibimos la relación entre ellos como causa y efecto. Ellos experimentan
todos los acontecimientos a la vez, y perciben una intención que subyace a
todos. Una intención que ya conoce el efecto al que se encamina y todas las
instancias del proceso. Y su idioma escrito refleja esto al llevar implícito
desde el primer trazo del primer semagrama el sentido completo de la frase que
ha de escribirse.
Al ir aprendiendo su idioma, Louise, la lingüista que se
reúne con ellos, empieza a tener recuerdos de situaciones que aún no ha vivido,
algunos muy felices y otros devastadores, y se pregunta si la experiencia de
conocer el futuro cambia a una persona, o si evoca una sensación de urgencia,
una sensación de obligación de actuar exactamente como sabe que debe hacerlo. Menciona
a Borges y “El libro del tiempo”, habla de la aparente contradicción a la que
estaría sometido quien lo leyera (actuar o no del modo en que está escrito), y
de que en realidad tal contradicción no existe. El idioma de los heptápodos es
preformativo. Ya saben todo lo que se dirá en cada conversación, todas las
implicaciones y consecuencias que tendrá, lo saben desde antes de llegar a la
Tierra, pero para que su conocimiento se haga cierto la conversación debe
llevarse a cabo. Es como un ritual destinado a representarse.
No tiene sentido continuar aferrados a momentos del pasado.
Cada decisión que hemos tomado, cada camino que hemos elegido, era el único
posible entonces. Se actúa para crear el futuro, y poder experimentarlo. Y el
lenguaje es una forma de acción. Piénsenlo cada vez que alguien ridiculice el
lenguaje inclusivo o con perspectiva de género.
Laura Ponce
* Chica Próxima: “Melancolía”, de Dani Leoni
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